Empecé con Sheila cuando cursaba B1 en la escuela de idiomas. En clase estábamos de media unas 22 - 24 personas. Así que la profesora se limitaba a dar gramática y mandar ejercicios. En muchas clases no intervenía para nada.
Una lengua se aprende hablando, no haciendo ejercicios (Aunque también sea importante aprender la gramática). Así que en este aspecto estoy encantado con Sheila, se nos pasa la hora hablando y desde que empecé he notado que hablo mucho más fluido que el resto de mis compañeros.
Me he dado cuenta de que para poder tener tema de conversación en las siguientes clases, estoy pensando en alemán durante mucho más tiempo que cuando solo iba a la escuela de idiomas. Si sabes que no vas a hablar en dos horas de clase, ¿para qué forzarte a pensar en alemán?.
Así que, estoy sumamente encantado, la hora se pasa volando y sin darme cuenta. Me encuentro más capaz de mantener una conversación y encuentro un apoyo indispensable para continuar avanzando.
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